sábado, 29 de diciembre de 2007

AÑOS 60 Y 70


Durante los años sesenta y setenta, Avedon fue, sin duda alguna, el gran fotógrafo de la moda. En sus trabajos consiguió elevar la fotografía de moda al rango de lo artístico, al conseguir acabar con el mito de que los modelos debían proyectar indiferencia o sumisión. Por el contrario, en sus fotografías los modelos eran personajes libres y creativos en sus gestos dentro de escenarios dinámicos y bajo esquemas compositivos previamente decididos.
Este tipo de retratos, hacía afluir a la superficie la intimidad de los seres humanos. Esto consiguió llamar por primera vez, la atención del público y los artistas.
Sus fotografías de moda, le valieron una extensa publicidad. En efecto, Avedon rompía con la fotografía de estudio, llevando a sus modelos hacia las calles; la foto "Dovima con elefantes" es una de sus más célebres y marcó el comienzo de una nueva era en la puesta en escena fotográfica.La fotografía de moda de Avedon, que se fue reduciendo cada vez más con el paso de los años y que hacia 1970 se aproximaba a sus retratos fotográficos, se convirtió en una ineludible referencia para toda una generación de fotógrafos.

Los aspectos técnicos que caracterizan las fotografías de Richard Avedon podríamos clasificarlos atendiendo y analizando las reglas de la composición de la fotografía. Podemos observar que la mayoría de sus fotografías se caracterizan por la sencillez, sobre todo en los años 60 y 70, cuando Avedon las realizaba sobre fondo blanco o gris. El objetivo era resaltar la belleza del cuerpo humano retratado, sus formas, sus movimientos. Encontrar esa hermosura de un cuerpo en movimiento, expresar. Esto es lo que, en esta época, diferenció a Richard Avedon del resto de autores.




Por otro lado, si analizamos la regla de los dos tercios, observamos que la mayoría de las fotografías de Avedon están centradas, equilibrando la instantánea. Avedon no juega mucho con esta regla, ya que la mayoría de sus fotografías son sólo de una sóla persona. Pero puede observarse en muchas otras en la que se fotografían varias personas o, incluso, animales, como en la de los elefantes.

Si observamos el movimiento que realizan los cuerpos fotografiados de Avedon, vemos que a parte de un cuerpo en movimiento, son líneas en movimiento. Y todas estas líneas expresadas tienen un sentido, quizá una emoción o un sentimiento, quizá ellos mismos. Esta es la riqueza de las obras de Avedon; expresar significados a través de sus fotografías.


La regla de la figura y el fondo considero que es de un gran protagonismo, ya que la figura es sólo figura sobre un fondo neutro, inexpresivo, que se camufla con el fin de que los mismos protagonistas digan más, expresen más. Es un contraste hecho a propósito en el que todo el protagonismo se centraba en la figura con el objetivo de que sólo prestemos atención al tema principal sin distraernos con el resto. Con el paso de los años, Avedon, introducirá a sus modelos en otros escenarios. Será el progreso de su obra, aunque en estos años en los que nos centramos pocas veces introducía más elementos que el personaje fotografiado.
Resumiendo, podemos observar que las reglas que, sobre todo, caracterizan las fotografías de Richard Avedon son; la sencillez, la simplicidad de sus formas, las líneas de los cuerpos fotografiados, y el gran contraste entre la figura y el fondo.

En mi opinión, creo que Richard Avedon, fue un fotógrafo modelo a seguir, que intentó romper el esquema estancado en la época de modelos estáticas y rígidas. El objetivo era transmitir (cumpliendo las reglas de la fotografía como ya hemos visto) sensaciones, movimiento, transmitir vida.


Sus retratos, aparentemente sencillos pero profundamente psicológicos, de personalidades famosas y desconocidas posando frente a un inmaculado fondo blanco, muestran a un cuidadoso fotógrafo capaz de plasmar en papel fotográfico desde modelos hasta rasgos inesperados de los rostros de personajes de la envergadura de Truman Capote, Henry Miller, Humphrey Bogart o Marilyn Monroe, entre muchos otros. Su método era sencillo pero efectivo, la derrota anímica del contrario fotografiado a través de largas y cansadas sesiones de hasta cuatro horas. Así desnudo, el retratado e indefenso era capaz de mostrar su personalidad más sincera.








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