Hubo una vez un lindo ruiseñor que hacía su nido en la copa
de un gran roble. Todos los días el bosque despertaba con sus
maravillosos trinos.
La vida volvía a nacer entre sus ramas. Las hojas crecían y crecían
También lo hacían los polluelos del pequeño pajarito. Su nido estaba
hecho de ramitas y hojas secas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario