Los demás animales convencieron al hongo para que abandonara al árbol. Así conseguiría, ser su amigo pero nunca por la fuerza. A partir de aquel día siempre se juntaban para ver amanecer. El hongo aprendió una gran lección, su poder y su fuerza debía utilizarlas, para algo bueno, para crear, no para destruir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario